Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
El blog de Hector Grave

Para Mateo, Marcos y Juan, porque ya crecerán (5) - Sobre libertad, tolerancia y otras ideas

6 Septiembre 2016, 14:03pm

Publicado por Hector Grave

Para Mateo, Marcos y Juan, porque ya crecerán (5)

  • Sobre libertad, tolerancia y otras ideas

No es tan complicado. Lo hacemos complicado, los adultos. Un día ustedes serán adultos y ojalá las cosas sean simple y sencillamente más simples porque ustedes las habrán hecho así.

Yo tengo mi propio paquete de ideas y creencias y en conjunto con La Reina Madre Institutriz y Formadora, intentamos derramarlas en ustedes, con la esperanza de que sirva y crezcan ustedes rectos y preparados para lo que sea que venga. Que sean hombres respetuosos, socialmente responsables y sobre todo: tolerantes.

Deseo dejarles algo que estimule la tolerancia en ustedes pero no puedo más que darles mi interpretación de lo que creo que es, de cómo creo que funciona y de por qué les digo lo que les digo. Y como todo lo que hacemos, es con el corazón y con toda la mejor intención.

Cuando crezcan, si no creyeran algo de esto, eso estará bien. Debe de ser duro como padre cuando sus hijos comienzan a mandarlo a uno a la chingada, pero también es parte de crecer y no solamente hablo de ustedes sino también de mí. No porque lo diga yo tiene que ser. Si alguno de ustedes me admirara tanto que quisiera emularme, me sentiría infinitamente muy honrado y halagado hasta el límite de mi vanidad, lo que cualquiera que me conozca un poquito dirá que eso es simple y sencillamente un chingo. Pero al mismo tiempo intento formar hombres libres y un hombre libre no puede serlo si quiere ser otro hombre.

Yo quiero con toda el alma que sean libres.

El privilegio de ser libre radica en libremente pensar y razonar, comprender y conscientemente escoger, lo que sea que se necesite o tenga que escoger. En ese sentido, se es libre cuando se escoge con libertad quien se es.

El conjunto de cosas pequeñas que se escogen cuentan:

Yo escojo todos los días qué comer y qué no. Yo decido hacer ejercicio de vez en cuando y yo decido si tomarme o no esa última cerveza que quizá ya no me entra pero que por gula deseo destapar y beber y que siempre bebo. Yo bebo café negro (sin azúcar, muy intelectual), yo escojo el pan (y las llantas y el gordito ese que se me hace en las bisagras), yo escojo mis libros (unos muy buenos, otros tan buenos para el intelecto como la Coca-Cola para el cuerpo) y escojo escribir (lo que sea, lo que dice aquí pero sobre todo cosas que hay ahí para que nadie nunca las lea) para expresarme, porque me urge expresarme todo el pinche día. Todo esto cuenta para construir quien se es.

Pero cosas mucho más importantes y profundas cuentan aún más:

Yo escogí casarme y escogí también con quien. Yo escojo hacer el bien o hacer el mal en un momento dado. Yo escogí y activamente escojo, todos los días, ser padre. Yo escojo conciliar mi carácter cada que tristemente pierdo el control. Yo escojo creer en el descanso llegado el final de la vida como la conocemos. Yo escojo creer en Dios así como mi Sacerdote favorito me lo explica, sustituyendo en su Oración notablemente la combinación de dos palabras grandes (Todo Poderoso) por la combinación de dos palabras gigantescas y enormes (Todo Cariñoso)...

Yo escojo todas y cada una de estas cosas y eso me ayuda a construir todos los días el hombre que soy. Porque quiero y como quiero. Con libertad.

Yo escojo y ustedes tres también pueden escoger y nadie debe hacerlo por ustedes ni ustedes pueden ni deben nunca pretender hacerlo por nadie.

Sin embargo escogiendo no estoy completo.

Faltan pedazos fundamentales, porque hay cosas que no se escogen, hay cosas que simplemente son. ¿Qué cosas? Las que sean y tengan que ser.

Por ejemplo:

Yo no escojo amar, yo simplemente amo. Yo no escojo reír, yo simplemente río. Yo no escojo sentir, yo siento todo el tiempo. Yo no escojo lo que me gusta, lo que me gusta simplemente es y sucede.

Yo no escojo nada de esto, pero esto es el fundamento de lo que soy. Y aunque mejorable todo el tiempo, aceptarlo en mí me invita a comprender y a aceptarlo en los otros.

Creo que de esto se trata la tolerancia.

Y si no me entendieron ni madres, vayan y busquen en un pinchi diccionario.

Algunas otras notas que tienen directa o indirectamente que ver con el tema y espero les sirvan:

  • Es irrelevante si no me parece lo que escoge el de enfrente. Quizá es irrelevante para él lo que pienso y al revés, aunque lo ideal es que fuéramos capaces de hablarlo sin ni siquiera disgustarnos, si es que hubiera algo que hablar.
  • En una discusión sin fin alguien debiera activamente tener la inteligencia y la tolerancia suficientes para que se imponga el respeto. Si eres tú el que tiene estos elementos, hazlos valer. Si descubres que no eres tú el que los tiene, te falta aprender. Yo soy este último, todo el pinche tiempo, pero les juro que me doy cuenta e intento mejorar. Algún día terminaré por aprender (excepto cuando voy por las mañanas por el chingado Periférico…¡&$#!)
  • Las pasiones humanas son la fuente de toda la belleza. Bien canalizadas son la madre de la creación y producen letras, música, imágenes de todos los colores y todo aquello que al ser creado nos define como humanos. Mal canalizadas producen siempre la guerra en todas las escalas: con uno mismo, entre corazones, entre los hombres e incluso entre las naciones, lo que tristemente, también nos define como humanos. La intolerancia y las pasiones suelen aparecer juntas.
  • La verdad y la mentira a veces parecen, pero no siempre son, relativas, en el sentido de que no necesariamente dependen de cómo se miren para ser o no. Es verdad por ejemplo que un 9 para mí se mira como un 6 al voltear la página, pero si yo escribí 9, eso es lo que es, por lo tanto el 6 es mentira. La gente que usa este argumento a su favor o bien le urge que su punto de vista sea comprendido o bien necesita justificar sistemáticamente su accionar. Bajo esta lógica nadie está mal nunca y todos están bien siempre, lo que no siempre puede ser posible. Sin embargo, la pregunta es: ¿te corresponde juzgarlo?
  • Ahora bien, desear comprender el punto de vista del otro es empatía y la empatía es la hermana sensible de la tolerancia. O si no es su hermana es su prima, esa que se queda a dormir en la casa y que es “su hermana que nunca tuvo”.
  • La empatía trae consigo comprensión y la comprensión abre el corazón. Sin abrir el corazón no hay tolerancia. El intolerante lo tiene sellado por terror a exponerlo y lastimarse.
  • Hablando de verdades y mentiras: mucho cuidado con los que disfrazan las mentiras de verdad. No por vestir de blanco se es puro ni por vestir de negro se es obscuro. Se necesita criterio y mucho para discernir.
  • Las creencias y la fe son colectivas y propias de la vida en sociedad, pero al mismo tiempo privadas y personalísimas. Unos podrán ser católicos, otros judíos, otros musulmanes, otros ateos y otros tantos otras tantas definiciones, lo que no debiera, nunca, alterar nuestra convivencia ni nuestro respeto por uno mismo ni por los demás.
  • De religiones no sé nada, pero sí se lo siguiente: el problema no son las religiones, sino algunos de los hombres que dentro de ellas operan. Cualquier hombre que con la religión invite al rechazo, a la burla, a la violencia y la falta de virtud es un intolerante y de manera pacífica, ordenada, civilizada y pensante: debe de ser removido por la sociedad. Aplica igual con gobiernos y gobernantes.
  • No permitan que un intolerante envenene su sentir ni su creer, pero sobre todo: nunca tengan miedo de creer. Hay que cuidar el espíritu.
  • Intenten ser capaces de reírse de ustedes mismos. El que se sabe reír de sí mismo es sabedor de sus propias limitaciones y abraza su propia humanidad. Sin comprender la propia no se puede intentar comprender la de nadie más.

Y si para cuando lean esto yo sigo manejando y voy por Periférico mentando madres al prójimo, denme una recordadita de mi sermón este de la tolerancia. A lo mejor no mejoro, pero me dará vergüenza primero y risa después. Así ejercitaré la tolerancia un poquito conmigo mismo.

O si ya estoy viejo y medio madreado, contrátenme un chofer, no sean cabrones. Qué pinches ganas de verme seguir renegando…

Héctor Daniel

Comentar este post