El pequeño Ingeniero en Sistemas que hay en mi

El pequeño Ingeniero en Sistemas que hay en mi

Tecnológicamente no soy versado. De hecho soy tecnológicamente torpe, me da lo suficiente como para conectar cables amarillos y rojos donde van los amarillos y rojos, o bien como para tomar fotos con una cámara digital y luego encontrar la función esa que pone en pantalla la foto que acabas de tomar cuya funcionalidad detesto porque es imposible tomar una pendeja foto sin que todos los que participaron en ella quieran ver – de inmediato – si salieron bonitos o feos. De ahí en fuera no le entiendo. No hablo el lenguaje, y lo que sé lo aprendí a punta de chingadazos profesionales. Sí señor, trabajo en una empresa de alta tecnología y no se conceptualizar lo que es un “terabyte”. Sue me.

Me fascina el tema sin embargo. Me hubiera gustado estudiarlo y dedicarme profesionalmente a esto en plan ingenieril, pero pensándolo bien no cumplo el perfil, ¿o si? A mí me gustan las películas de ciencia ficción, se quienes son Arthur C. Clarke e Isaac Asimov, conozco las Tres Leyes de la Robótica, pienso que las películas de El Señor de los Anillos no pueden ser demasiado largas, los tenis de basketball NO me parecen feos,  me gustan los videojuegos y algo de Animé y no puedo esperar por ver la nueva película de TRON…oh-oh….tengo alma de Ingeniero en Sistemas…pero este será nuestro secreto.

Pero nomás el alma. Una reciente experiencia lo confirma:

Estaba trabajando un martes por la mañana cuando llegaron un par de cuates de oficina a mi lugar a comentar el último mitote futbolero cuando de pronto, sucedió: ¡FUM! Mi máquina se fue, un infarto fulminante electrónico la liquidó frente a mis ojos. La intenté volver a prender y al intentar cargar Windows volvió a morir. Lo volví a intentar. Mismo resultado. En vez de entrar en un loop sin fin donde muy pendejamente haces lo mismo esperando resultados distintos, entré en pánico y tuve un momento de luto espeluznante. La pesadilla de cualquier empleado de estas empresas se cumplió: perdí todo, no tenía ni un mugroso archivo de Excel, ni un méndigo Power Point de dónde copiar gráficas de pie…valió madre. Llamé a soporte técnico donde me dieron instrucciones muy extrañas:

Cuando arranque nuevamente apriétale F10 en repetidas ocasiones para arrancar en “Safe Mode”…¿No funciona?....Inténtelo de nueva cuenta pero presionando F8 para correr un estatus de valoración del disco…¿No prende?...mmmhhh…raro…permítame un momento señor….(10 minutos en hold)…¿Sí? ¿Señor Héctor? Mire, vuélvalo a intentar pero ejecute función X….ahora indíquele una prueba de disco…

La máquina me dio el beso de la muerte en versión de IT:

- - - Pantalla Azul - - -

Nunca había tenido Pantalla Azul. Casi me emocioné, como cuando me vi por primera vez el bigote. El pantallazo todavía no se qué significa, sé que cuando sale es porque de plano hay que darle a la compu los Santos Óleos, pero nada más. Lo que sí me queda claro es que el cabrón que diseñó la Pantalla Azul es un escandaloso de primera. La mentada pantalla dice algo como esto:

FATAL ERROR!

UNRECOVERABLE!

===X( 0000000000 )

DISK NOT READ!

YOU ARE AN IDIOT!

HAHAHAHA!

Ok, lo último me lo inventé…pero ¿qué es eso de “FATAL ERROR”? Si me van a decir que hay un error fatal, es porque ya me dio una enfermedad incurable y ya valió madre, no porque mi computadora no quiere prender. El que diseñó esto es un pendejo sin amigos.

El agente de soporte técnico me indicó que no tenía opción sino más que levantar un ticket a soporte local para que vieran la máquina y me revisaran el disco y si determinaban que había un problema: cambiarlo. Esto fue hace 3 días. Ya he perdido la esperanza de ser atendido.

En otro orden de ideas, me encanta el lenguaje lógico de programación de fórmulas. Todo ese show de “IF X, THEN Y” me provoca una úlcera gástrica recordando a cierto maestro al que nunca le pude seguir la línea. Me queda claro el concepto y la idea detrás, lo que no necesariamente me permite ejecutar de manera coherente una expresión sencilla en este idioma. Me suena así como a la gente pendeja esa que sabe hablar con la “F”. Todas me suenan igual:

Persona A: Efe defe fafa dafa sufí dufi nofo dofo

Persona B: Fifi difi pofo dofo jefe fefe gifi fifi

Ambos: ¡¡¡  ji ji ji ji ji ji ji ji   !!!

Me explicaron un chingo de veces cuando era niño cómo interpretar esto, pero la neta la agilidad mental nomás no me lo permite. Me cai que primero aprendo a hablar Klingon.

En cuanto al hardware se refiere, entrar a una tienda de electrónicos es maravillosamente estimulante. Yo soy de esos que llega a comprar lo que quiere sin saber lo que quiere. ¿Cómo es eso? Fácil: es como ir a la ferretería a comprar artículos de fontanería para arreglar el escusado sin ser fontanero. ¿Qué quieres? Arreglar el escusado. ¿Qué quieres comprar para arreglarlo? Saaaabe. En la tienda de electrónica es ligeramente distinto, porque siente uno que va en juego el prestigio de estar vigente. Recuerdo cuando fui a comprar un cable de HDMI sin saber lo que era un cable de HDMI. Primero deambulé por todo el pasillo del Best Buy viendo los cables pretendiendo reconocer lo que veía. Luego pretendí indecisión. Paré oreja en varias conversaciones ajenas para capturar inteligencia. Crucé la tienda para buscar a un encargado lo más lejos posible, para que me llevara justo a la sección indicada y me ofreció tres opciones. Hice preguntas inteligentísimas como “¿Realmente se nota la diferencia entre este y este otro en calidad de imagen?” a lo que el  encargado respondió con algo terrible: “Eso depende de la calidad de su equipo. ¿De cuántos kiwis es su televisor?” (por supuesto que no dijo “kiwis”, pero no se qué chingados dijo y ese es el punto). Ahí se me cayó el teatrito. “Mmmh…er…si mira…la televisión es Samsung…” El encargado de 16 años sonrió paternalmente y me explico como si yo tuviera 7. Le entendí lo importante: que yo era tonto, que tenía que comprar el que él me indicaba que comprara y lo que yo decidiera no importaba. OK. Lo compré. Aún no noto del todo la diferencia en la calidad de imagen, pero me quedé con la satisfacción de haber hecho una compra informada.

Bajar algo de Internet me sigue desconcertando. Descargar lo que sea es lo de hoy. No para mí. A mí me angustia sobremanera. Todo mi estrés al respecto se lo debo al a barra informativa del porcentaje de progreso de descarga. La barra es todo menos informativa de la realidad, más bien es como aspiracional. En mi Blackberry al descargar una página web, la dichosa barra se llena simplemente para volver a empezar, lo que me frustra a nivel de decepción infantil con berrinchito incluido. Recientemente estaba yo instalando en otra laptop (prestada por cierto) todo el “backup” en servidor que tenía de mi vieja y difunta computadora - q.e.p.d – y todo iba de maravilla hasta llegar al 99% de avance en cosa de 1 hora 45 minutos. El 1% restante tardó la otra mitad del tiempo. Viví largas y tensas horas con la angustia de no saber si mi descarga estaba funcionando efectivamente o no, constantemente tentado a hacer click en “Cancell”, lo que irremediablemente me hubiera obligado a volver a comenzar. Hice algunas otras idioteces como tentar el cable de red para garantizar que estuviera bien conectado (no fuera a ser que hubiera una fuga de red), o bien levantarme para deambular por ahí para regresar y ser gratamente sorprendido…cosa que nunca sucedió. ¿Por qué, dioses de los sistemas, nos hacen esto a los simples mortales?

Qué bueno que estudié administración

Héctor  Daniel